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viernes, 7 de diciembre de 2012

TRABAJO

Recientemente he oído hablar mucho de la diferencia de la gestión del trabajo sanitario entre los países anglosajones y nosotros. Comentarios autocríticos apoyados en datos reales. Ese tipo de datos que, si lo que decimos nosotros de nosotros los asumimos, sabedores de que son detalles -importantes- que hemos de mejorar; pero que si los oyésemos en boca de otros sería ofensivo. 
No hace falta ser un lacaniano gozoso del lenguaje o un freudiano permitiendo asociar libremente, para darse cuenta que las palabras, la elección de las palabras, dice mucho. Así como para llegar al inconsciente está la vía regia de los sueños, para llegar al pensamiento está la autovía del lenguaje. Nosotros tenemos la palabra "trabajo", los anglosajones tienen la palabra "work". Cada una de estas palabras tiene su historia, su acervo, su red detrás de ella que va engarzando significados e historias. El pensamiento se hace verbo -o al revés- y comienza la espiral de pensar en palabras, y tener palabras para lo pensado. El binomio verbo y pensamiento es como el dilema del huevo y la gallina, pero sin elementos comestibles, no se sabe cual es la causa y cual el efecto. 
La "faena", ese simpático sinónimo del trabajo que procede del catalán, en su  polisemia  nos regala pistas sobre la marca que nuestro lenguaje presta al desarrollo del trabajo; la  acepción quinta es: Mala pasada. Otro sinónimo, el término "tarea" también en su tercera acepción  nos define:  Afán, penalidad o cuidado causado por un trabajo continuo.En anglosajón "work" sirve para trabajar y funcionar. ¿se imaginan en castellano la frase: "Fulano no funciona bien"? Tiene muchas connotaciones. O mejor: "Tengo resaca, pasó de funcionar". A primera vista parece que work posee cierto atractivo que trabajo no posee.
¿De donde viene "work"?. Parece que es la realización moderna de la palabra wyrcán  que deriva de la palabra werc que hunde sus raíces en el griego clásico: (f)ergon, que definía la energía vital necesaria para realizar una actividad. En inglés medieval, "werk" calificaba al trabajo como una acto (humano y divino) que nos evitaba las tentaciones de la inactividad. Algo muy útil.


Pero, ay, en nuestro idioma trabajo no viene de esa energía vital. No procedemos en ese termino de la sabiduría griega, una cultura que tuvo que ser vencida por las armas, pero que impregno al invasor; procede del latín, que decayó por si mismo teniendo como enemigo propio su autocomplacencia. 
Trabajo proviene de la palabra: "Tripalium", que era un instrumento de tortura. El trabajo proviene de tortura y sufrimiento en el acervo cultural, mientras que "work" es algo útil que aleja el mal. El trabajo es (etimologicamente) un lugar de tortura. Si pensamos en otras palabras se ve más claro: cuando oímos "trabajosamente" sabemos que quiere decir con esfuerzo y sufrimiento, no con profesionalidad. Cuando oímos "trabajos del parto" pensamos en gritos, contracciones y sudor, no en el oficio de comadronas y obstetras.Tenemos una dificultad cultural para aceptar el trabajo, ya que el trabajo es sufrimiento, y muchas veces sufrimiento sin sentido. Cuantas madres exclaman quejosas cuando los niños desordenan lo que ella ordena: "tanto trabajo para nada"; que poco nos cuesta imaginar a un Sisifo sufriente, diciendo la misma frase, mientras ve rodar su gran piedra cuesta abajo, sabiendo que tendrá que empujarla nuevamente.¿Se arreglaría algo de nuestras asociaciones mentales culturales sustituyendo "trabajo" por el pomposo "actividad profesional"?  
He preguntado a varias personas algún refrán o expresión con la palabra "feina". Sólo un conocido escritor, y recientemente pintor, ibicenco me ha podio facilitar uno: "Qui no te feina, el gat pentina." en el que la palabra "feina" se ve como algo positivo que evita invertir el tiempo en actividades inútiles.



Un apunte sobre pensamiento y lenguaje:

En la exploración psicopatológica la acertada distinción entre lenguaje y pensamiento se la debemos a Jules Seglas. Este alienista en 1892 apuntó que los defectos del habla (lenguaje) se podían dividir en trastornos del pensamiento, del lenguaje y de la articulación. Antes de esto, al individuo que no hablaba se le suponía carente de pensamiento cabal.  Respecto a los problemas de confundir inteligencia normal con capacidad de comunicación este vídeo es aclarador. También se puede observar como la gente tiende a hablar lento, en elevado volumen y de manera pueril a las personas con problemas de audición (aunque sepan leer los labios). 
Personalmente prefiero el término "discurso" al de lenguaje. Después, como siempre, hay que explorar curso y contenido del pensamiento; pero sabiendo que no es real, que es una deducción de lo escuchado y que estamos sujetos a la posibilidad de errar.

Referencias:
No he sido el primero en esta duda sobre trabajo y en la búsqueda de datos he hallado este artículo que amplía información y esta página de etimologías, discusión incluida.
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