Puede sorprender que afirmemos que hombres y mujeres venimos, ambos, del planeta Tierra. Son frecuentes los libros, películas y estudios científicos, pseudocientificos y entrevistas a tertulianos que enfatizan las notables diferencias entre los cerebros de hombres y mujeres. No hace falta ser una sabio para apreciar la diferencias físicas externas e internas que mostramos.... pero atreverse con las diferencias relativas a nuestras habilidades neurocognitivas es bastante más complicado.
Estas supuestas diferencias basadas en hechos anatómicos se sustentan desde que existen las más primitivas neurociencias. Al principio determinaron que el cerebro femenino pesaba menos, en promedio, que el masculino. En esos tiempos el sentido comun (ya criticado en anteriores escritos) permitía que las mujeres no pudiesen votar por ese supuesto "déficit" de peso. Más tarde vieron que grandes científicos tenían cerebros que pesaban poco. Se estudió más y se determinó que el tamaño del cerebro no tiene nada que ver con su funcionalidad. Las mujeres ganaron el derecho a voto -pero no por los avances científicos sino por la lucha política-. El cerebro y sus capacidades no es una cuestión de anatomía simplemente. La sociedad y sus tendencias influyen mucho.
Hoy día, gracias al avance de las ciencias, estas teorías de las diferencias de cerebros se han modificado y complicado. Ya no es el peso, ahora son las especializaciones cerebrales, como el sentido de la orientación y la capacidad de escucha.
Si recordamos que recientemente hemos hablado de la plasticidad cerebral y sabemos que trabajar más una zona del cerebro hace que se desarrolle -recordemos como crece el área temporal de los taxistas londinenses-, podemos pensar que muchas de estas "capacidades cerebrales" son consecuencia de un estilo de vida y no la causa. Un hombre lee mejor mapas porque se ha entrenado más en ello que una mujer y por que cree que puede hacerlo mejor. La causa es más compleja que haber nacido con un cromosoma Y. Hay mujeres (carentes de ese cromosoma Y) que son muy hábiles orientándose y leyendo mapas. Si no te gusta leer los mapas no es por que seas mujer, es porque no te gusta.
Cuando se hace un estudio sobre una capacidad en la que culturamente aceptamos que un sexo es menos hábil, la persona de ese sexo puntuará peor. Curiosamente las niñas de Islandia y Noruega puntúan de manera muy similar a los niños en habilidades matemáticas, mientras que en países donde se piensa que las mujeres no sirven para las matemáticas (Italia y Egipto) sacan peor nota. No creo que se deba a que los hemisferios de las niñas del norte de Europa estén más especializados.
Cuando se realiza un mismo test sobre alguna habilidad la simple frase de "a los hombres esto se les suele dar mal" hace que los hombres saquen peor nota que si no se les dice nada. Si desde pequeño oyes: las mujeres hacen mejor esto, los hombres hacen mejor aquello acabas creyéndolo, viéndolo y actuándolo.
No quiero decir que no existan diferencias entre sexos. Obviamente existen. Pero las cognoscitivas no son tantas ni tan exageradas como pretenden hacernos creer. Entre un hombre y otro hombre puede haber tantas diferencias como entre un hombre y una mujer.
Por cierto y ya que estoy en este tema: esa célebre "agresividad natural" que poseemos los varones por el tema de la testosterona es falsa. Ya se ha hecho un experimento -científico con el sistema de doble ciego-, y se ha demostrado que la testosterona no tiene nada que ver las conductas de riesgo, la agresividad o el egoísmo.
Nuestro cerebro, las capacidades de nuestro cerebro, son consecuencia de nuestros aprendizajes, de nuestra vida.
La foto es un cuadro de Munch donde se diferencia claramente las diferentes habilidades del cerebro entre hombres y mujeres (según Munch)... pero podría ser que el cuadro nos hablase más del mundo interno de Munch que de la realidad del mundo exterior. Este comentario no quiere decir que las hipótesis de algunos investigadores nos hablen de sus problemas personales. Ellos miran objetivamente la realidad.