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martes, 26 de octubre de 2010

In corpore sano

Clásicamente hay una absurda dualidad entre el intelectual y el deportista. Hasta hace poco era raro en los círculos deportivos hablar de intelectualidad y en los de intelectualidad hablar de deporte. Un sabio tenia que ser alguien escuchimizado, con la espalda doblada por el peso de los libros, con gafas, con mala coordinación psicomotriz. Por otro lado, un deportista era ese Amancio -del Real Madrid- diciendo que le era “inverosímil” -por indiferente- que equipo fuese rival en la eliminatoria.
Pero sabemos que eso no es cierto, que una mente sana es más fácil que se halle alojada en un cuerpo sano y que un cuerpo sano puede alojar con mas facilidad una mente sana. Sabemos que el cerebro funciona con grasa en su interior; una delgadez extrema hace que falte grasa en el cerebro (si, cuando uno pierde grasa de la zona de las caderas también la pierde de la cara, los riñones y el cerebro), una obesidad extrema favorece la demencia vascular, que es la segunda más frecuente.
Si uno practica –sin caer en el exceso- deporte en su niñez está adquiriendo un mejor esquema corporal con todos los beneficios posteriores; en su juventud esta aprendiendo a socializarse de una manera adecuada, a valorar el triunfo y la derrota en su justa medida, a acatar unas normas, la importancia del entrenamiento, a conocer los límites de uno mismo…; en la madurez segrega endorfinas, previene la demencia, la ansiedad y la depresión; en la senectud da vida social y obligaciones. Con la edad debe de cambiar el tipo de deporte, del fútbol a la natación –que uno no se lesiona- y de la natación a la petanca, pero ha de estar presente.
En artículos anteriores ya comenté que la genética no es fija ni determinada, sino que los factores ambientales puedan cambiar la genética. (Ahora puedo añadir que ya se ha visto en experimentación que esos cambios realizados por el ambiente se pueden pasar a generaciones posteriores).  En el año 2007 la prestigiosa reviste Nature publicó que investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale demostraron que que el ejercicio físico activa el gen que hace que se produzca el factor de crecimiento vascular (VGF). Este VGF tiene efectos antidepresivos e influye en mejorar la plasticidad sináptica. Por si esto fuera poco influye en el metabolismo.
Sobre el ejercicio y los síntomas de la ansiedad se han hecho numerosos estudios. En un metaanálisis, -un análisis que hacen de varios estudios publicados-, del  “Archives of Internal Medicine” el investigador principal observó que la práctica de actividades físicas como andar o levantar pesas, podría convertirse en una medicina más efectiva que los fármacos que se les prescriben a los pacientes para reducir la ansiedad. Quizás menos cómoda, ya que requiere tiempo y un esfuerzo personal, pero más eficaz a largo plazo.
Respecto a la depresión hay que señalar que en 1999, el Centro Médico de la Universidad de Duke monitorizó a un grupo de pacientes deprimidos para que realizaran 30 minutos de ejercicio enérgico tres veces por semana y a otro grupo se le dio psicofármacos. Vieron que a corto plazo el ejercicio era tan eficaz como los fármacos para aliviar los síntomas de depresión aguda. Al cabo de un año volvieron a valorar a los pacientes y vieron que el ejercicio continuado era eficaz también a largo plazo.
Y no hace falta irse tan lejos, en un estudio realizado en la Universidad de Granada vieron que el ejercicio físico estaba directamente relacionado con el bienestar psicológico, es decir, que la gente que practicaba ejercicio se encontraba mejor psíquicamente. Y así podría seguir con estudios sobre los beneficios del ejercicio aeróbico para el cerebro, víscera noble pero víscera, como son la generación de neuronas en el hipocampo, la mejor plasticidad, la menor incidencia de demencia,…
Recientemente de la Universidad de Essex, en el Reino Unido analizó los resultados de 10 estudios previos realizados en Gran Bretaña con 1. 252 personas de diferentes edades, sexos y estados de salud mental. Observaron qué desarrollar durante cinco minutos diarios actividades al aire libre como pescar, montar en bici o a caballo, hacer labores de jardinería, caminar o cuidar animales beneficiaba la salud mental de todos, aunque las mejoras más evidentes se vieron en las personas más jóvenes y en las que tenían más problemas psíquicos. Los pragmáticos británicos concluían el estudio señalando que realizar más ejercicio al aire libre conlleva beneficios tanto para cada individuo, como para la sociedad en general, ya que se reduce el gasto en salud pública.
Vivimos en un mundo sedentario y nuestro cuerpo es el mismo ahora que desde hace varios cientos de miles de años, cuando era necesario realizar un abundante ejercicio físico para sobrevivir. Para solucionar ese problema hay que realizar, además de la actividad habitual, ejercicio físico tres días a la semana media hora de manera enérgica o cinco minutos al día todos los días. Esto le ayudará a mantener una mente sana.
artículo publicado en prensa pitiusa

5 comentarios:

Paula dijo...

Pues qué razón tienes, Miguel. No olvidemos, de todas formas, que cuando hablamos de ejercicio no hablamos sólo de lo que se entiende por deporte, sino también de ejercicos lúdicos y/o artísticos(bailar,hacer acrobacias,teatro,tocar instrumentos de percusión...) además de muchas tareas cotidianas que también cuentan como ejercicio (escaleras,transportar pesos,limpiar,cuidar a personas en tareas que no pueden hacer solas,y un largo etcétera. Lo peor que le puede pasar a alguien diagnosticado psiquiátricamente es que se convenza o le convenzan de que no puede hacer esto o lo otro, además de que se le sobremedique para que, efectivamente, le de pereza hasta levantarse de la cama.
Muy chula esta entrada, saludos.

Miguel dijo...

Gracias etiquetada, movilizar a la gente a hacer ejercicio, evitar el sedentarismo, ha sido mi intención al escribir la entrada. Los psi a veces nos centramos demasiado en la cabecita y nos olvidamos de dos cosas: de las cejas para abajo hay un "algo" que modula y ayuda a modular, y de que alrededor hay un mundo. Me alegra que te halla gustado la entrada, si además motiva a alguien a hacer deporte tendré la satisfacción del deber cumplido.

Amaia Vispe dijo...

Buena entrada, me ha convencido. Esta noche me pongo en la bicicleta.
Un saludo

Anónimo dijo...

pues mira tú que esto es verdad,porque cuando tengo dolores ya sean físicos o del "alma", me cojo a mis perriñas y me voy a caminar durante un par de horas por el monte... y al volver las cosas son de otro color y el dolor también, :)

Miguel dijo...

decid que si,.... yo desde que descubrí el yoga y el correr (aunque sea de cobardes) más de media hora al lado del mar mi vida es mejor, así que lo aconsejo, lo apoyo en la "ciencia" y la gente que lo practica luego lo ve...
Habría que aconsejarlo a mayor escala, que el estado se ahorraría un pastón en antidepresivos promocionando el deporte.

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