Hace un tiempo comenté al siempre inspirador bloguero, Lizardo Cruzado, que contestaría una pregunta que requería tiempo y reflexión, aunque el caso moviese más al comportamiento pasional y primitivo.
El caso (una niña de dos aos diagnosticada de TDAH y de trastorno bipolar se puede recordar aquí.
Ante la pregunta de ¿Puede circunscribirse la condena, el repudio y el escándalo solamente a la conducta incalificable de los padres ante la muerte de la pequeña Rebecca Riley? La respuesta breve es: posiblemente no.
¿Que llevo al padre a darle medicación en dosis cada vez mayores hasta causarle la muerte? Podemos suponer que el quería que su hija estuviese tranquila y le daba medicina. Cuando quería que estuviese más tranquila, le daba más medicina, y así hasta la muerte de la niña. Si simplemente quería acallarla podría haber comprado heroína y dársela, pero no lo hizo. En su contexto social se sabe que la heroína es droga (drug en el idioma del tipo) y la quetiapina es un fármaco (drug en el idioma del tipo). Se sabe que dar heroína a los niños es malo, pero también se sabe que a un niño enfermo hay que darle medicinas.
El padre se pasó con la dosis. Tomo unas atribuciones, una responsabilidad que no le correspondía y que le vino grande.
El padre se pasó con la dosis. Tomo unas atribuciones, una responsabilidad que no le correspondía y que le vino grande.
Hay una creencia, poco extendida afortunadamente: “los fármacos son inocuos”
¿Por qué el profesional ha detectado que tenía enfermedades? Porque el médico tenía unos conocimientos que se basan en que las conductas son producto del cerebro (esa víscera noble), y el cerebro (e.v.n) producto de una genética que se supone, a pesar de los avances de la ciencia en sentido contrario, inalterable
Las conductas aberrantes son síntomas de una lesión cerebral producida por un gen alterado. Así de simple.
Esas conductas/síntomas están codificadas en manuales y la suma de varios síntomas nos da un diagnóstico que implica un tratamiento
En un esquema: gen alterado -> lesión -> síntoma -> diagnóstico-> tratamiento
Cuanto antes iniciemos el tratamiento farmacológico antes dejará de dar síntomas, cuanto antes deje de dar síntomas mejor adaptada estará y más feliz será su vida.
Así, en el contexto de estas absurdas y simples creencias acientíficas, está justificado el diagnóstico y el tratamiento de una niña de dos años.
¿A quien culpar de que este médico tuviese ese esquema de funcionamiento en la cabeza? ¿a la universidad? ¿a congresos que le entrenaron en ese esquema de trabajo? ¿a un manual diagnóstico que apoya ese esquema simple y absurdo? ¿A una industria que crea fármacos?
Creo que a ninguno de ellos. Diagnosticar a una niña de dos años no lo contemplan los manuales, ni la universidad, ni creo que hagan los fármacos pensando en dárselos a niños de dos años provocando un homicidio involuntario.
Cuando yo era niño aún había madres que untaban el chupete en orujo para que el bebé durmiera. Quizás hubo alguno que falleció... Hace años que el alcohol era bueno y hacía hombres, ahora toda la sociedad sabe que es fatal para el desarrollo del infante.
La única opción de cambio es la educación de la ciudadanía, de la sociedad, desde la ciudadanía, desde la sociedad.
Reconozco que parece que unas ideas se propagan más que otras, y que un grupo tiene más poder y medios que otro para imponer sus ideas, pero la ley tercera de la física de Newton nos consuela. “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en direcciones opuestas”.
Así que a seguir haciendo el otro camino.
*el título de la entrada está tomado del comentario de Lizardo Cruzado en su entrada